miércoles, 12 de enero de 2011

Señor Oscuro - Cotidianidad 3

El Señor Oscuro observaba complacido el avance de sus tropas a través de las llanuras. Desde ese mismo lugar, en lo más profundo y oscuro de sus dominios,  su padre partió con un gran ejército, mucho tiempo atrás, cuando él era tan solo un retoño. Nunca regresó ni se supo más de él o de sus hombres. Algún temible y desconocido enemigo acechaba al salir de las confortables y seguras tinieblas de Kama’aH.
El paso del tiempo le había transformado. Nada quedaba ya del joven cachorro. Su cuerpo era ahora una inmensa mole negra tanto que parecía devorar la misma luz. Sus súbditos se habían multiplicado en gran número, y sus bravos guerreros sometieron todo el reino. De nuevo se hizo necesario conquistar territorios más allá del linde, por lo que oleadas de invasores marcharon por los pasos que salían de su hogar internándose en lo ignoto.
El regreso de los primeros exploradores trajo excelentes noticias. Avanzaban de forma constante y sin encontrar apenas resistencia, ocupando una zona tras otra y maravillándose en cada una de ellas con nuevos e increíbles descubrimientos. Se dispusieron los preparativos y el Señor Oscuro y un numeroso séquito partieron hasta la retaguardia de sus tropas, para iniciar desde allí la marcha triunfal y explorar su nuevo imperio.
La columna iniciaba ya su pomposo avance cuando un rumor distante acalló la fanfarria. La poderosa visión del Señor Oscuro divisó su fuente en el lejano horizonte: Un plateado objeto de descomunal tamaño que oscilaba a uno y otro lado, avanzando rápida e inexorablemente hacia Kama’aH .
Pronto su estructura fue discernible: Su cuerpo media más de veinte pies y reflejaba la luz en destellos cegadores. Un solitario y centelleante ojo carmesí  en su tez le confería una demoníaca mirada. Pequeños pero veloces brazos atrapaban a sus soldados arrastrándolos bajo su cuerpo donde unas poderosas fauces rugían tragándolo todo.
El séquito despavorido abandonó sus puestos en tropel tratando de regresar a la seguridad de Kama'aH. Sólo el Señor Oscuro permaneció impasible desafiando a su verdugo, preparado para reunirse con sus ancestros. Desde la segura profundidad de Kama'aH, su vástago, una joven pelusa todavía, maldecía a los dioses y juraba venganza contra Roomba.

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